Orden Passeriformes; familia Fringillidae
La especie suele habitar y criar tanto en bosques cerrados como en masas arbóreas abiertas. De forma secundaria también ocupa parques, jardines, huertos, matorrales altos o terrenos cultivados si hay arbolado. Las subespecies canarias prefieren los pinares de pino canario.
Longitud: 14-16 cm
Envergadura: 24,5-28,5 cm
Tiene el tamaño de un gorrión, del que se
distingue bien por poseer —tanto los machos como las hembras— una
llamativa mancha blanca en el hombro, la cual es muy visible en vuelo
(dibujo 3). Además, también al volar se aprecia otra banda blanca que
cruza las alas en su parte media, así como otras dos bandas blancas más
en las plumas externas de la cola. Muestra un claro dimorfismo sexual.
Los machos se diferencian por sus tonalidades salmón en el vientre, el
pecho y las mejillas; su píleo y nuca reflejan colores grises-azulados
(dibujo 1); además, en primavera exhiben
una banda negra en la frente, justo encima de la mandíbula superior del pico —que es de base ancha y no muy largo—. Las hembras, por el contrario, presentan un plumaje dominado por tonos pardos apagados y comparten con los machos el obispillo verdoso (dibujo 2). El pinzón vulgar se puede confundir con el pinzón real. Pero esta última especie, típicamente invernante, carece de bandas blancas y luce un visible obispillo blanco.
En primavera, los pinzones vulgares son aves forestales. Los machos cantan en ramas altas de árboles o arbustos que limitan con claros del bosque o que forman parte de parques, bosques de ribera o linderos en paisajes agrarios. En cambio, en invierno se agrupan en grandes bandos y se mezclan con verderones comunes, verdecillos, verderones serranos, pardillos comunes, jilgueros, pinzones reales, etc. Buscan semillas en barbechos, cardonales, dehesas, pinares, prados de montaña, etc., y se concentran en carrizales u otras masas vegetales densas para dormir.
En España Es frecuente verlo por todo el territorio, aunque en la época reproductora se enrarece en zonas muy desarboladas: valles del Ebro y del Guadalquivir, La Mancha, La Serena y el sureste semiárido. En el territorio español se han descrito varias subespecies. Actualmente se aceptan: coelebs en la Península y Baleares —la misma que en el resto de Europa—; africana en Ceuta y Melilla; canariensis en Tenerife, Gran Canaria y La Gomera; ombriosa en El Hierro; y palmae en La Palma. Las tres últimas son endémicas.
una banda negra en la frente, justo encima de la mandíbula superior del pico —que es de base ancha y no muy largo—. Las hembras, por el contrario, presentan un plumaje dominado por tonos pardos apagados y comparten con los machos el obispillo verdoso (dibujo 2). El pinzón vulgar se puede confundir con el pinzón real. Pero esta última especie, típicamente invernante, carece de bandas blancas y luce un visible obispillo blanco.
En primavera, los pinzones vulgares son aves forestales. Los machos cantan en ramas altas de árboles o arbustos que limitan con claros del bosque o que forman parte de parques, bosques de ribera o linderos en paisajes agrarios. En cambio, en invierno se agrupan en grandes bandos y se mezclan con verderones comunes, verdecillos, verderones serranos, pardillos comunes, jilgueros, pinzones reales, etc. Buscan semillas en barbechos, cardonales, dehesas, pinares, prados de montaña, etc., y se concentran en carrizales u otras masas vegetales densas para dormir.
En España Es frecuente verlo por todo el territorio, aunque en la época reproductora se enrarece en zonas muy desarboladas: valles del Ebro y del Guadalquivir, La Mancha, La Serena y el sureste semiárido. En el territorio español se han descrito varias subespecies. Actualmente se aceptan: coelebs en la Península y Baleares —la misma que en el resto de Europa—; africana en Ceuta y Melilla; canariensis en Tenerife, Gran Canaria y La Gomera; ombriosa en El Hierro; y palmae en La Palma. Las tres últimas son endémicas.
Se trata de un ave migradora
parcial. Las poblaciones europeas norteñas migran en mayor proporción
que las meridionales. En la Península recibimos pinzones europeos en
invierno, los cuales se localizan en la periferia, evitando las mesetas
interiores. En la misma estación, los ejemplares ibéricos también
abandonan las zonas más altas y frías, y en su lugar ocupan paisajes
abiertos, olivares, llanuras cerealistas con arbolado y dehesas. Además,
gracias al anillamiento científico se presume que hay efectivos que
viajan hacia África. Por otra parte, los pinzones de las subespecies
canarias no se mueven de sus respectivas islas.
Es un ave muy abundante. En Europa
podría haber 83-240 millones de parejas (datos del año 2000). Para
nuestro país se calcula un máximo de 6,4 millones de parejas, según el
Atlas de las aves reproductoras de España (2003). Los resultados
aportados por el programa SACRE en 2005 apuntan a que la tendencia
poblacional parece ser positiva. Las mayores densidades y abundancias se
registran en bosques de frondosas (robledales y hayedos), en bosques de
pino silvestre y pino salgareño, y en dehesas de encina y alcornoque.
Las subespecies endémicas de Canarias son escasas. Se estiman unos
centenares de parejas, pero aún se requieren más estudios.
La especie suele habitar y criar tanto en bosques cerrados como en masas arbóreas abiertas. De forma secundaria también ocupa parques, jardines, huertos, matorrales altos o terrenos cultivados si hay arbolado. Las subespecies canarias prefieren los pinares de pino canario.
Es un ave omnívora, que come tanto
insectos como yemas, brotes, frutos carnosos (por ejemplo, de saúco) y
semillas de cantueso (Lavandula sp.), girasol, verrucaria (Heliotropium
europaeum) o haya.
Se trata de un ave migradora
parcial. Las poblaciones europeas norteñas migran en mayor proporción
que las meridionales. En la Península recibimos pinzones europeos en
invierno, los cuales se localizan en la periferia, evitando las mesetas
interiores. En la misma estación, los ejemplares ibéricos también
abandonan las zonas más altas y frías, y en su lugar ocupan paisajes
abiertos, olivares, llanuras cerealistas con arbolado y dehesas. Además,
gracias al anillamiento científico se presume que hay efectivos que
viajan hacia África. Por otra parte, los pinzones de las subespecies
canarias no se mueven de sus respectivas islas.
El macho demarca su territorio de
cría y atrae a las hembras con su potente canto. La pareja suele tener
una puesta anual de cuatro o cinco huevos (de dos a cuatro en las
subespecies canarias) entre los meses de marzo y junio. En algunas zonas
se detectan dos puestas o se registran hasta ocho huevos. Estos son
blancos o azulados y pueden mostrar pintas rojizas. La hembra los incuba
durante 13-14 días en un nido en forma de taza, que ella misma
construye en la horquilla de la rama de un árbol o en las ramitas de
densos arbustos altos. Para ello emplea musgo entremezclado con raíces
finas y hierbas; tapiza el interior con plumas, y cubre el exterior con
líquenes. Los pollos abandonan el nido a las dos semanas de nacer. A lo
largo del verano se agrupan con otros jóvenes y adultos y conforman
nutridos bandos que se mantienen hasta el principio de la primavera
siguiente.
La subespecie coelebs, presente en toda la Península, no
parece correr riesgo alguno, aunque ha perdido grandes extensiones de
campeo debi do a la expansión de zonas urbanizadas, como ocurre en el
piedemonte de la sierra de Guadarrama. Las subespecies canarias ombriosa
y palmae se consideran “En peligro” según el Libro Rojo de las aves de
España (2004), en tanto que canariensis precisa de más datos para que se
le aplique una categoría de amenaza. Además, las tres aparecen como “De
interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. En
los últimos años se han visto severamente afectadas por la pérdida de
pinares debida a los incendios. También sufren las consecuencias
derivadas de actividades forestales inadecuadas, así como la presión de
depredadores introducidos en las islas por el hombre.
Fuente: https://www.seo.org/ave/pinzon-vulgar/
Fuente: https://www.seo.org/ave/pinzon-vulgar/