miércoles, 19 de febrero de 2014

PINZÓN COMÚN (Fringilla coelebs)


 Orden Passeriformes; familia Fringillidae

Longitud: 14-16 cm

Envergadura: 24,5-28,5 cm

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Tiene el tamaño de un gorrión, del que se distingue bien por poseer —tanto los machos como las hembras— una llamativa mancha blanca en el hombro, la cual es muy visible en vuelo (dibujo 3). Además, también al volar se aprecia otra banda blanca que cruza las alas en su parte media, así como otras dos bandas blancas más en las plumas externas de la cola. Muestra un claro dimorfismo sexual. Los machos se diferencian por sus tonalidades salmón en el vientre, el pecho y las mejillas; su píleo y nuca reflejan colores grises-azulados (dibujo 1); además, en primavera exhiben
una banda negra en la frente, justo encima de la mandíbula superior del pico —que es de base ancha y no muy largo—. Las hembras, por el contrario, presentan un plumaje dominado por tonos pardos apagados y comparten con los machos el obispillo verdoso (dibujo 2). El pinzón vulgar se puede confundir con el pinzón real. Pero esta última especie, típicamente invernante, carece de bandas blancas y luce un visible obispillo blanco.
En primavera, los pinzones vulgares son aves forestales. Los machos cantan en ramas altas de árboles o arbustos que limitan con claros del bosque o que forman parte de parques, bosques de ribera o linderos en paisajes agrarios. En cambio, en invierno se agrupan en grandes bandos y se mezclan con verderones comunes, verdecillos, verderones serranos, pardillos comunes, jilgueros, pinzones reales, etc. Buscan semillas en barbechos, cardonales, dehesas, pinares, prados de montaña, etc., y se concentran en carrizales u otras masas vegetales densas para dormir.
En España Es frecuente verlo por todo el territorio, aunque en la época reproductora se enrarece en zonas muy desarboladas: valles del Ebro y del Guadalquivir, La Mancha, La Serena y el sureste semiárido. En el territorio español se han descrito varias subespecies. Actualmente se aceptan: coelebs en la Península y Baleares —la misma que en el resto de Europa—; africana en Ceuta y Melilla; canariensis en Tenerife, Gran Canaria y La Gomera; ombriosa en El Hierro; y palmae en La Palma. Las tres últimas son endémicas.

Se trata de un ave migradora parcial. Las poblaciones europeas norteñas migran en mayor proporción que las meridionales. En la Península recibimos pinzones europeos en invierno, los cuales se localizan en la periferia, evitando las mesetas interiores. En la misma estación, los ejemplares ibéricos también abandonan las zonas más altas y frías, y en su lugar ocupan paisajes abiertos, olivares, llanuras cerealistas con arbolado y dehesas. Además, gracias al anillamiento científico se presume que hay efectivos que viajan hacia África. Por otra parte, los pinzones de las subespecies canarias no se mueven de sus respectivas islas.
Es un ave muy abundante. En Europa podría haber 83-240 millones de parejas (datos del año 2000). Para nuestro país se calcula un máximo de 6,4 millones de parejas, según el Atlas de las aves reproductoras de España (2003). Los resultados aportados por el programa SACRE en 2005 apuntan a que la tendencia poblacional parece ser positiva. Las mayores densidades y abundancias se registran en bosques de frondosas (robledales y hayedos), en bosques de pino silvestre y pino salgareño, y en dehesas de encina y alcornoque. Las subespecies endémicas de Canarias son escasas. Se estiman unos centenares de parejas, pero aún se requieren más estudios.

La especie suele habitar y criar tanto en bosques cerrados como en masas arbóreas abiertas. De forma secundaria también ocupa parques, jardines, huertos, matorrales altos o terrenos cultivados si hay arbolado. Las subespecies canarias prefieren los pinares de pino canario.
Es un ave omnívora, que come tanto insectos como yemas, brotes, frutos carnosos (por ejemplo, de saúco) y semillas de cantueso (Lavandula sp.), girasol, verrucaria (Heliotropium europaeum) o haya.

Se trata de un ave migradora parcial. Las poblaciones europeas norteñas migran en mayor proporción que las meridionales. En la Península recibimos pinzones europeos en invierno, los cuales se localizan en la periferia, evitando las mesetas interiores. En la misma estación, los ejemplares ibéricos también abandonan las zonas más altas y frías, y en su lugar ocupan paisajes abiertos, olivares, llanuras cerealistas con arbolado y dehesas. Además, gracias al anillamiento científico se presume que hay efectivos que viajan hacia África. Por otra parte, los pinzones de las subespecies canarias no se mueven de sus respectivas islas.

El macho demarca su territorio de cría y atrae a las hembras con su potente canto. La pareja suele tener una puesta anual de cuatro o cinco huevos (de dos a cuatro en las subespecies canarias) entre los meses de marzo y junio. En algunas zonas se detectan dos puestas o se registran hasta ocho huevos. Estos son blancos o azulados y pueden mostrar pintas rojizas. La hembra los incuba durante 13-14 días en un nido en forma de taza, que ella misma construye en la horquilla de la rama de un árbol o en las ramitas de densos arbustos altos. Para ello emplea musgo entremezclado con raíces finas y hierbas; tapiza el interior con plumas, y cubre el exterior con líquenes. Los pollos abandonan el nido a las dos semanas de nacer. A lo largo del verano se agrupan con otros jóvenes y adultos y conforman nutridos bandos que se mantienen hasta el principio de la primavera siguiente.

La subespecie coelebs, presente en toda la Península, no parece correr riesgo alguno, aunque ha perdido grandes extensiones de campeo debi do a la expansión de zonas urbanizadas, como ocurre en el piedemonte de la sierra de Guadarrama. Las subespecies canarias ombriosa y palmae se consideran “En peligro” según el Libro Rojo de las aves de España (2004), en tanto que canariensis precisa de más datos para que se le aplique una categoría de amenaza. Además, las tres aparecen como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. En los últimos años se han visto severamente afectadas por la pérdida de pinares debida a los incendios. También sufren las consecuencias derivadas de actividades forestales inadecuadas, así como la presión de depredadores introducidos en las islas por el hombre.

Fuente: https://www.seo.org/ave/pinzon-vulgar/